jueves, 28 de junio de 2007

Los que se van...

Hoy hubo reunión en la sede del banco en el centro de Lima. Se celebraron los cumpleaños del mes y Liliana, la gerente del área, aprovechó la oportunidad de tenernos a todos reunidos para hacer algunos importantes anuncios. El primero fue que desde este momento nuestra área pasa a reportar a una gerencia distinta, lo cual (la verdad sea dicha) no nos afecta en nada a nosotros, las “hojas del árbol”. El segundo fue que debido a la nueva coyuntura legal-laboral (la cual ha sufrido recientes cambios, como por ejemplo que ahora las empresas no pueden tercerizar más del 20% de una área..) el banco está estudiando cual es la mejor manera de arreglar la situación de todos los empleados que trabajamos en el banco a través de otra empresa. El tercero más que un anuncio fue una despedida para todos los trabajadores que han sido separados del banco en estos últimos días (6 personas en total, de los cuales 3 eran de mi área). Puedo apostar que al menos la mitad de los presentes (con ese morbo que tenemos todos los humanos por esta clase de cosas) esperábamos la pronunciación de Liliana al respecto, y la verdad, creo que lo supo manejar bien, fueron unas palabras un poco secas, pero dignas. A mi lado derecho estaban las 3 personas que salían: Julio, el gordo Salinas y Darío, todos manejaban la situación de acuerdo a su forma de ser. Cuando terminó el breve discurso de despedida, todos se dispersaron y yo me acerqué donde Julio, quería preguntarle si iba a almorzar con nosotros por última vez. Me dijo que no, que tenia que ir a su casa por un asunto, y cuando quise despedirme de él me esquivó con una sonrisa discreta, diciendo que el martes iba a venir, que nos seguíamos comunicando por mail. Lo entendí perfectamente, es más, creo yo que yo hubiera hecho lo mismo, la verdad ese tipo de cosas (las despedidas) a mí en lo personal me afectan mucho, aunque no lo parezca. Los otros dos (El gordo y Darío) fueron con el resto de amigos a almorzar, por un instante pensé en acompañarlos, pero cuando salí de la oficina de Julio ya ellos se habían ido, así que no fui (y en honor a la verdad, sentí una pequeña alegría de haberme ahorrado esos soles del almuerzo, entiéndame, soy humano). Me hubiera gustado despedirme del gordo Salinas, darle un abrazo, desearle que le vaya bien. A Darío no lo conozco mucho, él forma parte de mi “nueva” área y apenas lo he tratado unos días, se le ve una buena persona, me da pena no haberlo podido conocer más.
En estos días previos escuché mucho del tema, puntos de vista de diversas fuentes. Uno de los jefes de proyecto, cuando le pregunté el motivo de su salida, me dijo “¿Tu porqué crees Jose?”, y como yo le dije que en serio no suponía porqué, ya que yo tengo apenas un par de meses en el banco, me dijo que era por bajo rendimiento. También escuché la versión de uno de los que salían, “Dicen que soy demorón, pero sin embargo en la última evaluación saqué mas de cien puntos”. Lo cual me puso en alerta máxima, porque para ustedes solos (Shhhhhh…), mi calificación en la última evaluación, estuvo muy por debajo de la de él. Todo eso me hace confirmar que en el banco no se vienen con juegos, las evaluaciones periódicas que nos hacen SI SON IMPORTANTES. Cosas de la vida… recuerdo que en mi antiguo trabajo solía ser uno de los mejores en las evaluaciones, y a aquellos compañeros que los calificaban bajo nunca los sacaban, cumplían sus cinco años tranquilos y de allí recién se iban. Tal vez por ello, la calidad del servicio en mi exchamba ha decaído (y seguirá decayendo) bastante, según lo que sé, toda su mejor gente está emigrando hacia nuevos horizontes, donde tal vez les exigirán más pero también los valorarán más como los jóvenes profesionales que son, y sobre todo LES PAGARÁN lo que realmente valen.
Suerte a los que se van…

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jueves, 21 de junio de 2007

De vuelta a San Isidro..



El día martes 19 de junio el jefe de mi Área nos convocó a mi y a dos de mis compañeros, a una urgente reunión, y luego de que estuvimos todos sentados, procedió a comunicarnos la noticia:
“Muchachos, a partir del día jueves se van para San Isidro”
Todos nos miramos las caras, y Elmer –que así se llama el boss- continuó con su discurso..
“El área de Cobranzas tiene problemas y nos está pidiendo refuerzos.. motivo por el cual los estamos enviando a ustedes tres. Renán va porque conoce mucho de varios aplicativos de Cobranzas, puesto que él ya trabajó allí antes. Otto va porque conoce mucho de .NET, y bueno, el tercero que estaría yendo a apoyar es Jose...”
(¿Se dieron cuenta de que no pronunció ningún adjetivo halagador hacia mi persona?)
“De ahora en adelante la Casilla de Sistemas Distribuidos estará siendo atendida únicamente por Piero Paz, así que Jose, es necesario que le transmitas todo el Know-How a Piero en estos días..”
“Y nada estoy seguro que, tu Renán.. estarás muy bien por allá, espero que tu trabajo siga siendo tan bueno como hasta ahora. Tu Otto, espero que llegando allá te consolides como el buen Analista que has demostrado ser en este corto periodo de tiempo. Y tu Jose… bueno… esperamos que le pongas más ganas allá de las que pusiste aquí. Caballeros, esta reunión ha terminado.”
A continuación todos nos retiramos a nuestros sitios meditabundos.
Regreso a San isidro (donde ya llevo cinco años trabajando), regresan los paseos a Tottus, Saga y Ripley luego del almuerzo, regresan los almuerzos con mi ex-compañeros de chamba, las chelitas en Chinchón, la lustrada de tabas al paso y a mecharse por el estacionamiento en el parque.
La verdad, ya me habia acostumbrado al centro de Lima, me queda más cerca de mi casa, y los paseos por la Lima “Vieja” me resultaban reconfortantes para el alma, en serio, extrañaré mucho las caminatas por el jirón de la unión, las conversas con el viejito del estacionamiento, los ricos, deliciosos y nutritivos “Toffos”, las bromas y las chapas ingeniosas de los muchachos (¡Habla taxi viejo! jaja), sobre todo las de la gente “al otro lado del vidrio” a la que pertenecí casi todo el ultimo mes (en especial las que se gastaban Renzo y Lucas! Jajaja… “Si o no pelón?”, “Es tan pero tan cochino!” jajajajaja), la barriga desparramándose por debajo de la chompa al buen gordo Salinas, uno que otro almuerzo fugaz con alguien a quien aprecio mucho, y la visión de la catedral y el puente Santa Rosa iluminados cuando me retiraba por las noches…
Ahora lo que sigue es irse a San isidro y –como dijo Elmer- ponerle mas ganas, porque valgan verdades, desde que ingresé a esta nueva chamba la pendiente se me ha empinado como nunca imaginé, aquí en estos tres meses de permanencia me han sucedido cosas que no me habían pasado en 6 años de carrera, pero bueno, eso es lo bonito, vivir y experimentar nuevas cosas, esto se ha convertido en un gran reto, y será muy chévere cuando empiecen a llegar los reconocimientos… porque van a llegar!!!!

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viernes, 15 de junio de 2007

Aquella canción..


Un día mas de trabajo.. la misma hora, la misma avenida, la misma radio, y hasta ... maldita sea.. la misma ropa.. los pensamientos en blanco, tratando de no ir muy rápido, manteniendo la distancia, evitando chocar. De pronto suena esa canción en la radio y todo cambia. La mente sale de su letargo y es sacudida por una fuerte oleada de imágenes: el baño, la ducha, el espejo, las lagrimas..... "canción de mierda" –digo para mi mismo- pero no la cambio, por el contrario empiezo a cantarla, primero despacito.. luego fuerte... con rabia, con pasión.
No puedo evitarlo, aunque se que me destruye por dentro esa canción me gusta, siempre me va a gustar, quiero olvidarla, no sentir nada cuando la escucho, pero no puedo.. ..
Luz roja, detengo el auto y cierro todas las ventanas, han pasado ya diez años pero ese episodio sigue intacto en mi mente, doliéndome.. "yo ya lo sabia, desde antes que ella terminara contigo, ellos ya estaban..".. luego el baño, con la radio a todo volumen, y justo esa maldita canción sonando, sentado en el piso de la ducha, mientras mis lagrimas se confundían con el agua tibia, hecho mierda, queriéndome morir… Luz Verde, mi dedo presiona el botón de volumen y lo sube al máximo, mi pie derecho presiona a fondo el acelerador, cierro mis ojos, suelto el volante .... y siento que vuelo .... que por un momento soy tan ligero como una pluma.... y puedo flotar .... mientras la canción esa de mierda, hace vibrar toditas las lunas de mi carro….

Letra de Creep de Radiohead traducida al español:

Cuando antes estabas aquí
No pude mirarte a los ojos
Tú eres como un Ángel
Tu piel me hace llorar
Luces como una pluma que Flota
En un hermoso mundo
Y yo Desearía ser especial
Tú eres una mujer tan especial

Pero soy raro, Soy extraño.
Que demonios hago aquí???
Yo no pertenezco aquí.
No me importa si duele
Yo quiero tener el control
Quiero un cuerpo perfecto
Quiero un alma perfecta
Quiero que te des cuenta

Cuando yo no esté por aquí
de que Eres tan Especial
Yo desearía ser Especial
Pero soy raro, Soy extraño.
Que demonios hago aquí???
Yo no pertenezco aquí.

Ella corre de nuevo,
Ella sale corriendo
Ella corre, corre, corre...

Cualquier cosa que te haga Feliz
Cualquier cosa que quieras
Tú eres una mujer tan Especial
Yo desearía ser Especial
Pero soy raro, Soy extraño.
Que demonios hago aquí???

Yo no pertenezco aquí.
Yo no pertenezco aquí.
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La pic que adorna este post pertenece a "Skorpion", mira sus trabajos aqui:
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miércoles, 13 de junio de 2007

El buen "sanguito"

Hoy un amigo del colegio envió con copia a todos los compañeros de la promoción la foto que precede este post. En ella aparece el presidente de la república condecorando a un personaje que inmediatamente trajo a mi mente divertidos recuerdos.
"Sango" ó "Sanguito", así le llamábamos, y juro por mi vieja que recién el día de hoy, a pesar de que lo conocí y conversé con él durante 11 años (tiempo total que pasé en el colegio), supe su verdadero nombre: Máximo Piñeiro.
"Sanguito" era un personaje que habitaba las afueras de mi colegio, la gran unidad escolar Alfonso Ugarte, y se dedicaba a vender un dulce típico limeño denominado "Sango". Nunca supe con exactitud los ingredientes de este dulce, pero el buen Máximo lo promocionaba con un estribillo alegre que repetía rapidamente con su voz de negro viejo: "Sangoquericosango, lechehuevo, huevoleche..", así que para mi siempre el sango estuvo hecho con huevo, leche, y esas ricas pasitas que si tenias suerte te tocaban, ahora tengo que decir la verdad, no entiendo como carajo si estaba hecho a base de pura leche de vaca y deliciosos huevos frescos, el sango poseia ese color marrón caca característico. Pero bueno, la verdad sea dicha, el sango que vendia don Máximo era riquísimo!, aun hoy mientras escribo estas líneas sentado en mi oficina de trabajo lo recuerdo y no puedo menos que relamerme los labios, y recuerdo incluso, que hubo veces en que tiré plancha desde el colegio hasta mi casa (que por esas épocas quedaba en Surquillo, así que saquen su línea) para poder disfrutar de 30 centimos de sango, era algo realmente adictivo ese dulce.
Otra cosa chistosa que recuerdo, es que el buen Sanguito solia ofertar su producto con una promoción imperdible: "La adivinanza". El juego consistia en que todos los que comprabamos sango nos colocábamos frente a don Máximo y mirábamos como este se metia rapidamente la mano al bolsillo y sacaba unas cuantas monedas con la mano cerrada, y uno por uno, teniamos que adivinar cuantas monedas tenía Sanguito en la mano. Aquellos que adivinaban eran premiados con media cucharada más de rico sango, y debo confesar orgulloso, que más de una véz derroté a Don Máximo en esas lides.
Otra cosa curiosa de este personaje, era la manera como trasladaba de un lugar a otro el azafate completo de sango: en su cabeza. Era alucinante verlo caminar por la calle con tremenda huevadota en la cabeza sin perder el equilibrio, con la mayor naturalidad del mundo, las leyendas urbanas decian que se venia caminando así desde su casa, nunca supe si esos comentarios eran ciertos.
Hace poco que he cambiado de trabajo, pero hasta hace dos meses trabajaba muy cerca a mi colegio, casi al frente, y en más de una ocasión saliendo de almorzar de Metro pasé por las afueras del colegio y pude verlo allí, en el mismo sitio, para él los años no han pasado, está igualito el puta, dicen que a la gente morena el pellejo no se les arruga tan pronto no?, debe ser cierto, en cambio yo si he cambiado, estoy mas viejo, más alto y más panzón, y visto con ropas diferentes a mi antiguo uniforme gris y mi insignia granate en el pecho, "Habla Sango!", me mira con simpatia pero es obvio que no me reconoce, "Habla causita!" me dice, y me pregunta cuanto quiero, "Dame 2 soles", le digo, divertido de pedir tanto sango, ya que nunca en mi puta vida escolar pude financiar tanto, el negro bueno se rie y deposita en mi mano un pedazo de papel manteca con casi la misma cantidad que me daba por 30 centimos, apenas un poquito más... recibo mi dulce y me retiro contento, pero apenas doy dos pasos, volteo y le digo "Y mi adivinanza??" ... Don Máximo me mira y nos reimos complices, sigo mi marcha y le doy el primer bocado a ese dulce mítico que no habia probado en 15 años..

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domingo, 3 de junio de 2007

La muerte más digna

Un grito estridente me despertó en la madrugada, era la kari. Aseguraba, mientras temblaba de pies a cabeza, que algo nos había pasado por encima mientras dormíamos. Como siempre que me levanta a media-noche por alguna razón estúpida (el zumbido de un zancudo, una araña en el techo, etc..), yo estaba con un genio de los mil demonios..

-Carajo Kari! Y ahora que pasa!
-Pepe algo nos ha pasado por encima! Creo que es una rata!

Fue la primera vez que tuvimos noticias de esa incomoda huésped, que colándose por debajo de la puerta del garaje había hecho del inexpugnable lado trasero de nuestra cocina su propio plan "mi vivienda"...

Pude confirmar la presencia de "la visitante" algunos días después cuando salía de la ducha y pude ver una enorme cola color gris introduciéndose velozmente por detrás del refrigerador. Así que sin perder tiempo en vestirme, obstruí todos los posibles medios de escape de la habitación, le dije a kari que me pasara la escoba azul, y me encerré en el comedor con mi sayonaras y una toalla amarrada en la cintura cubriendo mis áreas nobles. Y así, con toda la pinta de un cazador pre-historico, adopté una posición de alerta máxima y ataque, mis cinco sentidos enfocados únicamente en cualquier sonido que delatara el escondite de la intrusa, y al no percibir ninguno, me dedique a mover cada uno de los muebles del comedor –que no son mucho por cierto-, totalmente seguro que en cualquier momento "la visitante" saldría presurosa de su escondite y yo podría darle muerte segura.

Pero pasaron los segundos, los minutos, y la visitante nada de aparecer, moví el refrigerador, la mesa, las sillas, el repostero y nada. Por la ventana del comedor, la kari y fiorella (nuestra asistente personal) observaban muertas del miedo cada uno de mis movimientos, estoy seguro que admiradísimas del gran valor y arrojo que yo mostraba, enfrentándome a las garras y el hocico de ese roedor gigante. Pero como les digo, la visitante nada de aparecer. O estaba demasiado bien escondida o ya hace rato que se había fugado del lugar sin que yo lo notase, ustedes saben, por algo son "ratas".

Y así comenzó todo un vía crucis que duró como una semana, en donde tanto fiorella como kari, frecuentes visitantes de esa área negada para los hombres, que es la cocina, me hacían pegar unos brincos hasta el techo con sus alaridos, los de kari -mas bien discretos- no tanto, pero ¡coño los de fiorella! ¡parecían una sirena de ambulancia mezclado con carnavalón cajamarquino!. Así que por la salud de mis oídos, decidí acudir a la ferretería mas cercana y adquirir a un bajo precio, un sobre de un potente veneno para ratas marca "killer", cuyas instrucciones precisas decían que había que colocarlo en pequeñas cantidades cerca de la madriguera del roedor, y que luego de cuatro o cinco días de consumido el veneno, el roedor moriría sin dolor, victima de una hemorragia interna que lo dejaría mas tieso que poto de muñeca, y encima disecado, lo cual no generaría malos olores. Definitivamente este veneno comprado en la ferretería de don ataulfo era una maravilla.

Así que siguiendo las instrucciones procedí a colocar el venenito en cajitas de fósforos y en tapitas de gatorade, muy cerca de la cocina y detrás del refrigerador, y ¡oh sorpresa! Al otro día que hice esto, ambas cajitas estaban completamente vacías, "Era un hecho que en cuatro o cinco días –como indicaban las instrucciones- la visitante moriría solita, sin mover yo un solo pelo", le decía a la kari a la hora del desayuno, sintiéndome un triunfador.

Pero transcurrían los días y la visitante seguía vivita y coleando, incluso podría asegurar, que gozaba de mayor vitalidad que yo mismo, que llegaba noche tras noche cansado y estresado de mi nuevo trabajo. Tanto kari como fiorella la seguían viendo, corriendo detrás del refrigerador, escalando ágilmente la pared posterior de la cocina, mientras yo, derrotado, apenas podía quitarme los zapatos, tomar una ducha, y tirarme a la cama a dejar reposar un poco mis pobres huesos. Empecé a sospechar que don ataulfo me había estafado vilmente con ese veneno para roedores marca "killer", así que pensé en adquirir próximamente varias de esas enormes trampas para ratas que vendían en la misma ferretería. "Te quería evitar el sufrimiento pendeja, ¡pero ahora si vas a morir sufriendo basura!", pensaba yo, iracundo e impotente ante la aparente inmortalidad de mi rival.

Luego de casi dos semanas, muy temprano por la mañana, otro grito escandaloso me hizo levantar de la cama, esta vez a las 5 y media de la madrugada. Cuando Salí del cuarto y cruce el umbral del comedor, allí estaba la kari con el rictus congestionado y los ojos salidos de sus orbitas, "¡ALLI ESTA PEPE!.. ¡EN LA COCINA!".

Le pregunté si estaba muerta pero me dijo que no, así que curioso y de puntillas, me acerqué a la puerta de la cocina y pude verla. Era enorme, gordísima y con una cola larguísima que agitaba con cierta elegancia –lo que sea de cada quien-, cuando me vio pareció no importarle y se quedo allí, de lo mas fresh, en el mismo lugar en medio de la cocina, pude notar que devoraba una pierna de pollo, sobra de la cena del dia anterior. No pude menos que admirar a ese maldito roedor, que valentía carajo de enfrentarse a su cazador cara a cara, inmutable, con nervios de acero. Al toque me fui hacia el patio y cogí la escoba, a la cual le saque la parte de la escobilla y le deje solo el palo, con el cual entre de nuevo en la cocina dispuesto esta vez a no dejar que se me escape por nada del mundo.

Cuando volví a entrar en la cocina la visitante ya no estaba allí, se había movido unos cuantos metros y se había colocado entre el lavadero y la cocina, allí había una especie de pasadizo por el cual justo cabía su robusto cuerpo, allí estaba tranquilita comiendo los restos de comidita que yo –don huevon- le dejaba todas las noches en la basura para que esta se alimentara. Así que sigilosamente, con el cuerpo pegado a la pared, avancé lentamente hacia el lavadero, y haciendo uso de una flexibilidad desconocida hasta ese momento, logre acomodar mi cuerpo de forma que mi improvisada lanza apuntaba exactamente a la cabeza de la infeliz visitante, quien distraída como estaba en su alimento matutino, ni cuenta se daba que la hora de su muerte le había llegado. Así que ¡ZAZ!.. descargué el golpe mortal, pero ante mi sorpresa, en las milésimas de segundo que duró mi movimiento, la visitante se dio cuenta de la lanza asesina y con un rápido movimiento se fue corriendo por detrás de la cocina y desapareció, una vez mas… ¡LA CONCHA DE TU MADRE! ¡RATA DE MIERDA!... grité con todas mis fuerzas alterado y patee la cocina. Estaba furioso, iracundo, molesto conmigo mismo por dejar escapar esa ocasión irrepetible, pero cuando ya me disponía a retirarme del campo de batalla, un sonido proveniente de detrás de la cocina me sugirió quedarme, en eso, increíblemente, la visitante salio de detrás de la cocina, primero sus orejitas, luego su hociquito, y finalmente todo su robusto cuerpo. Y fue entonces que me di cuenta…….. Estaba muriéndose lentamente debido al veneno, sus ojos pequeños, acuosos, nigérrimos, me miraban de una forma débil, triste. Era por eso que esa mañana la habíamos visto allí en medio de la cocina, exhibiéndose sin importarle que la observáramos. Empezó a moverse, lentamente, temblorosa, hacia mi, sin importarle de que yo tenia en mi mano el arma letal –que estoy seguro- sabia le daría muerte, avanzó hacia mi agonizante y se detuvo justo en frente de mi, apenas a un metro de distancia, alzó un poco la cabeza y me miro suplicante. Me cagó.. juro que ese roedor de 2 kilos me cagó, me quedé petrificado, con el palo en la mano, sin saber que hacer, pero la visitante seguía allí, mirándome con esos ojos, ¡esos ojos!, lo juro, no estoy loco..
Así que armándome de valor, agarre el palo lo alce en el aire y lo deje caer dos veces sobre ella, quien se dejo asesinar tranquila, sin moverse.
Toda el día sentí pena por ese animal, en el auto, en el trabajo, y nadie me podrá quitar de la cabeza jamás, que ese pequeño roedor eligió enfrentar su muerte cara a cara, antes de dejarse derrotar en manos de una muerte deshonrosa. Ese pequeño acto de valentía me dejo knockeado y me hizo pensar, que hasta la criatura mas pequeña de este mundo puede darnos una lección de vida. ¿No es así?..

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