jueves, 1 de mayo de 2008

El Cumpleaños de Carlita


Hay en mi escritorio del trabajo, un cuadrito hecho de palitos de chupete, mucha tempera, algo de goma y cuatro “jaxes” de colores. En la foto que aparece salgo yo con mi hija, cogidos de la manito, caminando por un parque desolado. Yo salgo mirando a la cámara (serio), y mi hija, tal cual, sale mirando a cualquier otro lado (seria)… esa foto me gusta mucho..
Ese cuadrito me lo regaló (en un intercambio de regalos) una amiguita a quien volví a ver luego de trece años. Se dio el trabajo de escoger aquella foto de mi Hi5, la imprimió a colores y construyó con sus manos este precioso cuadrito que ahora estoy mirando, y que más parece hecho por una niña de ocho años que por una chica de veintiocho.
A Carlita le gusta hacer muchas cosas, algunas ciertamente contradictorias, como por ejemplo hacer apología de la comida vegetariana y luego insistirte en salir a comer un dañino “ceviche con sus chelas”. Habla muchos idiomas y me encanta cuando de vez en cuando en sus correos, filtra una que otra palabrita rara en portugués, francés o italiano. La pueden ver caminando por la calle, oculta tras unas enormes gafas oscuras marca “reef.”, un corte de cabello extraño y una guitarra en la espalda.
Como dije… a Carlita le gusta hacer muchas cosas, pero de todas, la que mas valoro yo es su talento para escribir poemas, la verdad, a mi no me gusta mucho la poesía, y son pocos los poemas que han logrado cautivarme o conmoverme, algunos de los escritos de Carla lo han conseguido y eso me complace, me hace sentir bien el hecho de ser honesto cuando le digo “me gustó tu poema” y no decirlo por compromiso.
Pero como dije, yo conozco a Carla hace trece años, la conocí en el ICpna de miraflores cuando este era solo una casona y no el moderno edificio que ahora es, yo llevaba el cabello recogido en una cola y Carlita lo llevaba todo en la cara.
Ella era la menor del grupo, circunstancia de la cual creo que nos aprovechábamos un poco para ir a beber (de vez en cuando) unas cervezas a su casa. Tengo dos imágenes muy claras de Carla en mi mente, imágenes que nunca se borraron y que siempre las llevé conmigo…
La 1ra es de aquella vez en que su mamá, harta de nuestra conchudés y con todo el derecho del mundo, no nos dejó utilizar su casa para otra de nuestras juergas, desde afuera pudimos escuchar su voz alterada diciéndole a nuestra amiga: “Carajo… No Carla… ¡Diles que se vayan a chupar a otro lado!”… lo siguiente que sucedió fue lo que recuerdo más, y es a la pobre Carlita con el rostro lloroso disculpándose por lo sucedido, le dijimos que no había nada que disculpar y minutos después estábamos libando licor en la casa de Katy, otra de las chicas.
La 2da es de aquella (y única vez) que salimos en una cita. Fue un catorce de febrero y nos fuimos al cine de camino real a ver una película que no recuerdo si fue “mi pobre angelito” o “la mascara”, la pasamos bonito aquella tarde, y cuando la fui a dejar a su casa, estoy seguro (así ella lo niegue, o conociéndola tal vez no..) que ella quería que yo la besara, y no se, tal vez yo también quería besarla, pero no lo hice, no pasó nada, creo que ante la tensión dije algo así como “Ay Carlita aun eres una niña” a lo cual ella respondió muy ceremoniosa que “Para el amor no hay edad”, es un lindo recuerdo.

Pero un buen día, Carlita no llegó nunca más al ICpna, su teléfono dejó de ser su teléfono, su casa dejó de ser su casa, simplemente desapareció del mapa.
Muchas veces me pregunté que habría sido de esa chiquilla de largo pelo castaño en la cara, brackets, polos de micky mouse, y zapatos bass… hasta que un buen día luego de trece años (como vuelvo a repetir) regresó a mi vida en la forma de un comentario en el Hi5.
Sonreí y me alegré mucho cuando descubrí que aquel comentario provenía de Carla, e inmediatamente procedí a contestarle, que loca que es la vida, y que fácil es ahora ubicar a alguien en el ciberespacio, “El Hi5 es mejor que la Reniec” escuché alguna vez, y creo cien por ciento que es verdad.
Quedamos en vernos un domingo en la puerta del museo de arte, como ya habíamos chateado algunas veces antes del reencuentro, me preocupé de grabar su canción favorita en un cd y colocarlo en el auto para que ella lo escuchara y se sintiera a gusto, a ella le agradó mucho el detalle..
Esa tarde nos alcanzó para almorzar juntos (en un restaurante vegetariano que ella propuso), ir a hacer la digestión al borde del mar (con tiradita de piedras desde el muelle y toda la cosa) y finalmente pasear (por primera vez en mi vida, creo) por el campo de Marte, nos reímos mucho y re-descubrimos que seguimos teniendo hartas cosas en común. Disfruté mucho de la compañía de Carlita aquel domingo, me dio harto gusto recuperarla luego de tanto tiempo, y notar que para ella el tiempo no había pasado, estaba igualita, por dentro y “casi” por fuera (ja, ja..) se lo dije, y ella opinó lo mismo de mi.
Luego de ese primer reencuentro hubieron otros, a veces ella iba a mi trabajo y almorzábamos juntos, siempre me traía un regalito, un detalle hecho con sus manos, lo cual me encantaba, otros domingos, aprovechando que me dejaban solo en casa, aprovechaba para “escaparme” y juntarme con ella e ir a comprar cualquier cosa a gamarra o a polvos azules, ella me acompañaba gustosa, a pesar de que no acostumbraba frecuentar mucho ese tipo de lugares, la llamaba por teléfono y allí estaba, una vez incluso faltó a una de sus clases de guitarra por acompañarme.
Por diversos motivos hemos dejado de frecuentarnos, pero hace unos días recordé que este 1ro de mayo es su cumpleaños (curiosamente mi amiga nació en el “Día del trabajador”, razón por la cual le hecho muchas bromas, ya que ella no es muy adicta al trabajo que digamos..), así que este humilde post es algo así como una tarjetita virtual de cumpleaños para mi amiga Carla, a quien quiero mucho y a quien espero que le vaya muy bien en la vida… ¡que ya es hora no!... ja, ja, ja… ¡Feliz Día Amiguita!... Y piensa muy bien en tu deseo de cumpleaños antes de soplar las velas, que eso no es cosa de juego…

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