El niño Valiente...

“¡TE ACUERDAS!... ¡¿TE ACUERDAS LO QUE ME PROMETISTE?!....” gritó el niño, la mujer seguía aferrada a mi pierna, yo no podía salir de mi asombro, “Tú me prometiste… frente a la tumba de mi abuelo… que nunca más le ibas a pegar a mi mamá…” dijo mirándome a los ojos, con furia, con miedo, las lagrimas resbalando por su carita…
Me quedé inmóvil contemplando aquella escena, y un repentino deja vu se apoderó de mi cerebro, yo sabía lo que estaba pasando, mejor dicho, yo lo recordaba, mi madre me había contado esta historia cuando yo era un adolescente, fue aquella vez que le pregunté porque mi padre y mi hermano mayor nunca se hablaban, “Una vez tu papá vino borracho y se puso como loco, quiso pegarme y tu hermano me defendió, se paró allí en medio del pasadizo, temblando de miedo, había cogido el fierro con el que trancábamos la puerta, tu papá se asustó y paró de pegarme. Así fue hijito, tu hermano con solo ocho añitos me defendió de tu padre…”
Un sentimiento de ternura invadió todo mi ser, aquel niño valiente era mi hermano Roberto, dejé el cuchillo en el piso, me puse de pie, caminé lentamente hacia él, y lo abracé con todo mi amor… “Ándate a dormir… ¿ya papá?” me dijo, y yo le respondí que si.

--- o ---

Echado en el sofá de la sala, más tranquilo, y totalmente a oscuras, seguí pensando en todo lo que me estaba pasando, no sabía si aquello era real, una alucinación, o un sueño, pero comprendí que de alguna forma, yo estaba en el pasado, habitando el cuerpo de mi padre. Haciendo algunos cálculos rápidos, deduje que había retrocedido unos treinta años atrás, aquella mujer era mi madre, aquel niño mi hermano Roberto……….…… ¿Y yo?.... ¿Dónde estaba yo?.......

--- o ---

La Visita...

Me había quedado dormido haciendo mis tareas, un hilito de baba caía desde mi boca hacia mi cuaderno de matemáticas, de pronto un repentino traqueteo sobre el vidrio de la ventana me despertó bruscamente, y cuando alcé la cabeza para ver de quien se trataba, descubrí el rostro de un hombre muy extraño mirándome con curiosidad…

- ¿Está tu papá? –dijo el sujeto, con un tonito de voz tan raro como él-
- No señor, no está… -respondí de forma nerviosa, el aspecto de ese tipo no me gustaba para nada-
- ¿Y tu mamá? –insistió-
- ¿Mi mamá?... mi mamá… ella… si está…
- Llámala…

Me ordenó de forma tajante, luego a propósito volteó rápidamente la cabeza de manera que sus largos cabellos cortaron el aire, sus dos manos huesudas y amarillentas continuaron aferradas a las rejas de mi ventana. Me puse de pie y caminé hacia la cocina, allí estaba mi madre chancando un trozo de carne con una piedra…

- Mamá te buscan… -le anuncié, mientras con un veloz movimiento de mano me apoderaba de una papa frita -
- ¿Quién es ah? –dijo mi madre con el rostro cansado, la frente perlada por el sudor-
- El señor que vive a la vuelta, ese que tiene el pelo largo como mujer –esto último lo dije despacio, temía que el tipo allá afuera pudiera escucharme-

Su rostro, por lo general siempre dulce cambió de repente… se tornó duro… fastidiado. Rápidamente dejó la piedra en la mesa y abandonó la cocina con dirección a la puerta de calle, mientras tanto yo aproveché la ocasión para devorar otra papa frita. “Espéreme un ratito” le escuché decir de pronto, luego la vi entrar al cuarto, coger su viejo monedero, y sacar de él un billete de veinte soles, “¿Porqué mi mamá le da plata a ese maricón?” pensé para mi mismo…


Continuará…

Pd1: Para todos los amigos que tuvieron la amabilidad de gastar un minuto de su tiempo en interpretar QUÉ cosa era el dibujo que publiqué en el post anterior... GRACIAS... aquí está la respuesta: Según explicación del mismo Rest se trata de una versión (bien apastrulada ah.. ja, ja) de "El Grito" (famosa obra del noruego Edvard Munch, en la cual se muestra una figura andrógina en primer plano, en un momento de profunda angustia y desesperación existencial).
Así que bueno, creo que todos ustedes (menos yo, claro) le atinaron en cierta forma... :-)
Aquí los dejo con la versión más famosa de esta serie de cuadros... y gracias de nuevo por participar de mi pequeña encuesta...

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Hoy al llegar a mi sitio encontré sobre mi teclado un sobre-viejo-color humo-arrugadísimo-y cerrado con cinco grapas… lo abrí…
El contenido del sobre era un post-it con un dibujo del desaparecido artista “Rest”, el cual paso a compartir con ustedes…



Tal vez ustedes (publico sensible al arte) puedan ayudarme a identificar dos cositas: primero ¿Qué cosa es el dibujo?, y segundo, ¿Qué coñazo tiene que ver con mi post “La extraña historia de Juan Vargas”?......

Espero ansiosamente sus opiniones (miren que es la primera vez que pido participación de la gente que lee este blog, así que no me decepcionen… pueden ser todo lo anónimos que quieran y siéntanse libres de opinar lo que sea, no se censurará nada…)

El Autor.

Pd1: Anexo también, la nota que estaba escrita al reverso del dibujo, a ver si les ayuda en algo (a mi me confundió más)…


Pd2: En la siguiente entrega de la historia (como parte de la posdata) publicaré la interpretación que da el propio Rest a su dibujo…

Pd3: Disculpen este post un poco fuera de contexto, pero en serio me pareció divertido hacerlo…


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viernes, 19 de septiembre de 2008

La extraña historia de Juan Vargas (3ra parte)

"Porque todos, señores... tenemos demonios"

En eso la puerta del baño se abrió de repente y allí estaba nuevamente la mujer, de pie, mirándome con sus penetrantes ojos… “¿Y ahora qué pasa?” –dijo fastidiada, pero al instante su semblante se tornó pálido, había descubierto el cuchillo… “¡¡Qué estás haciendo Juan!!” –gritó nerviosa, y con un veloz movimiento, sin darme oportunidad a reaccionar, se agachó y lo recogió del piso, luego rápidamente se alejó de mi cogiendo el arma por detrás de su cuerpo- “¡¡Me vas a volver loca Juan!!... ¿¡Eso quieres!?... ¿¡Volverme loca!?”……… El aire de la habitación de pronto se volvió espeso, eran demasiadas cosas a la vez, y yo… me encontraba sumamente nervioso… demasiado nervioso… “¡¡Dame ese cuchillo!!” grité de repente y me le acerqué furioso, la mujer retrocedió asustada y se resbaló cayendo en el piso, el cuchillo cayó a escasos metros de ella, me abalancé sobre él y logré cogerlo entre mis manos, ella se arrastró y me cogió de la pierna haciéndome caer, totalmente fuera de mi alcé mi puño para alejarla…. “¡¡¡DÉJALA PAPÁ!!!”…. Escuché de repente, y cuando volteé a ver de donde provenía el grito, vi la figura asustada de un niño con un fierro en la mano….

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“La Oscar” (1er paréntesis de la historia)

“¿Tu eres el hijo del loco Vargas no?” dijo el borracho, examinándome con la mirada, era un tipo muy feo, tenía los ojos achinados, la cara brillosa y los dientes amarillos por el tabaco… “Si pues… tu eres su hijo…” dijo riéndose, mirando burlón al tipo que estaba a su lado, quien recién notó mi presencia… “Dile a tu viejo, que aquí en el jirón Cáceres, nadie le tiene miedo ¿Me oíste?... nadie…”, yo estaba asustado, había visto otras veces a ese tipo en ese bar, era un tipo peligroso, tenía fama de delincuente en el barrio, quise salir de allí e irme con mis amigos que estaban en la puerta esperándome pero el sujeto me cogió fuertemente del brazo, y siguió… “Ah… y dile al maricón de tu viejo, que le manda saludos su amiguita la Oscar…” –el tipo a su lado me miró con sorna- “Así le vas a decir ¿ya?… y cuando te pregunte quien te dijo eso, le vas a decir que fui yo… el chino Pastrana” –me soltó el brazo, que me quedó ardiendo, y cuando yo ya había dado dos pasos, añadió… “¿Tu no serás maricón como tu viejo no chibolo?”, sentí como si la sangre me hirviera en las venas… “¡¡¡CALLATE BORRACHO RECONCHATUMADRE!!!” le grité furioso mirándolo a los ojos, ambos tipos estallaron en carcajadas…

Salí del lugar, afuera me esperaban mis amigos asustados…

- ¿Qué pasó Juan? –me preguntó Alfredo-
- Nada, no pasó nada….


Continuará…

Pd1: Quiero agradecer a todas las personas que entran a mi blog y me dejan sus comentarios, opiniones y/o me escriben a mi correo diciendo que les gusta las tonteras que escribo, en serio valoro mucho cada uno de sus comentarios... a todos ellos y a todos ustedes que me leen... GRACIAS.
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"Así que caminé hasta la cocina y busqué con paciencia un cuchillo..."

“Bueno, aquí te lo dejo pues... que tengas buenas noches…”, dijo Pacho, regalándole a la mujer la mejor de sus sonrisas. Ella no pronunció palabra alguna, pero lo miró a los ojos con tanta rabia, que el sujeto avergonzado solo atinó a agachar la cabeza, darse media vuelta, y retirarse caminando lentamente. La mujer lo siguió con ojos fieros hasta que el tipo se perdió por la esquina, luego recién se dirigió a mi, “Pasa…”, me dijo, y yo le obedecí.

La casa era la misma, estaba seguro, pero por dentro todo lucia diferente, solo la enorme mesa pegada a la pared parecía ser la misma, por un instante sentí un devaneo, así que jalé una silla y me senté, la mujer desapareció por la puerta que daba a la cocina dejándome solo, el sonido de las manecillas del reloj llamó mi atención, eran casi las cuatro de la mañana. Mis ojos recorrieron la habitación palmo a palmo, las paredes estaban tapizadas por un papel con dibujos de color marrón (los dibujos parecían ser carruajes jalados por caballos), había repisas por todos lados, abarrotadas de pequeños adornos de loza, las figuras de muñecas y elefantes predominaban, el piso era de cemento pulido color rojo, y los sillones vestían coloridas fundas de lana tejidas a mano.

De pronto la mujer regresó a la sala, traía consigo un plato de sopa caliente que prácticamente arrojó en la mesa delante mío, “Tu comida”, me dijo secamente, y se sentó frente a mi mirándome con una mezcla de pena y frustración. “¿Por qué haces esto Juan?”, dijo de pronto, y yo no supe que contestar, solo atiné a llevarme una cucharada de sopa hirviendo a la boca, pensé que comiendo un poco quizás podría entender mejor lo que estaba pasando, la mujer continuó hablando, “Ya no sé que hacer contigo… ¿Cuando vas a dejar de tomar como una bestia, Juan?... ¿Cuándo vas a dejar de parar con esa gente… que solo sabe arruinarte la vida?, ya tienes 29 años, y te sigues comportando como un chiquillo, no sabes… el dolor que me ocasiona tu actitud”. Entonces la miré a los ojos, aquellos ojos pardos tan bonitos que siempre me habían llenado de paz, “Lo siento mucho”, pude decir, e inmediatamente mis ojos se llenaron de lagrimas… “Siempre haces lo mismo Juan, llorando no solucionas nada ¿sabes?…”, sentenció la mujer, a continuación se puso de pie, y desapareció por la puerta que conducía al dormitorio.

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Me terminé todo el plato de sopa, y me quedé un largo rato sentado en aquella habitación, necesitaba estar a solas y entender lo que estaba pasando, al instante mi mente se vió sacudida por una ráfaga de ideas, ¿Es esto un sueño?, ¿Una alucinación producto de alguna droga?, ¿Acaso estaba yo muerto?... intenté razonar cada una de las posibilidades. Podía ser un sueño, tal vez yo en estos momentos, aun estuviera tirado en aquel baño mugroso durmiendo, vencido por la borrachera, y en cualquier momento despertaría… o tal vez había estado tan borracho, que aquellos sujetos del bar me habían convencido de ir a ese sitio del que hablaban a consumir heroína, si… tal vez todo esto fuera solo mi primer gran viaje de heroína, tal vez ahorita yo estaría tirado en el piso de algún lugar, temblando con una aguja en la vena, y todos ellos estarían sentados a mi alrededor mirándome con cara de cojudos… o tal vez estaba muerto, tal vez el golpe en la cabeza fue tan fuerte que me quedé allí nomás, o tal vez el tipo ese Kanko me había asesinado para quitarme el sobre con dinero que llevaba en mi casaca, tal vez me encontró inconsciente tirado en el suelo, me bolsiqueó, y cuando se dio cuenta de la plata, sacó un cuchillo y me mató, esos tipos eran así, unas sanguijuelas, en verdad no me extrañaría para nada estar muerto ahorita, y que toda esta... "pesadilla"… fuera una especie de limbo, o purgatorio, un estado pre-mortuorio, antes de irme derechito al infierno, claro…… Entonces, una fugaz idea cruzó por mi mente, había una forma de saber de una vez por todas, si estaba muerto o seguía vivo, así que caminé hasta la cocina y busqué con paciencia un cuchillo...

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“Tengo que cortarme”, me dije a mi mismo antes de abrir la puerta del baño. “Si esto es un sueño, despertaré antes de poder hacerlo, siempre sucede así en las pesadillas, uno despierta siempre antes de recibir el golpe mortal, lo mismo sucederá si esto es una alucinación producto de la droga, solo una prueba tan fuerte como esta provocará que mi mente vuelva a tomar el control de mi cuerpo, y yo pueda despertar… ¿Y si ya estoy muerto?... bah… si estoy muerto ya no interesa si me corto…”

Abrí la puerta cuidadosamente e ingresé al baño tratando de no hacer ruido, con el cuchillo en la mano tanteé en la oscuridad en busca del interruptor, lo presioné y la habitación fue inundada por una luz amarilla muy tenue, fue solo en ese momento, que pude ver mi rostro en el espejo…… asustado arrojé el cuchillo de mis manos provocando un ruido espantoso… efectivamente, el rostro que tenía frente a mi pertenecía a Juan Vargas, y se parecía mucho al mio… pero no era yo. Era el rostro del otro Juan Vargas… mi padre……


Continuará…

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miércoles, 10 de septiembre de 2008

La extraña historia de Juan Vargas

“Mi nombre es Juan Vargas, tengo 29 años… soy alcohólico, y un poco cocainómano…”

Era un viernes como cualquier otro y me encuentro ya, sumamente borracho, estoy tomando licor con unos sujetos que apenas conozco en uno de los bares más antiguos de ese Surquillo que ya fallece. Tengo en el bolsillo interior de mi casaca un sobre con tres mil soles, el cual está destinado a pagar deudas que contraje, casi si darme cuenta, en un sinfín de negocios turbios.
Son las doce de la noche y mi cerebro me suplica un par de ñatazos urgentes antes de colapsar del todo, así que le pido a “Kanko” (un negro enorme a quien recién he conocido) que me acompañe un toque al jirón Junín para comprar un par de chamos, él por supuesto, accede inmediatamente.
Camino zigzagueante aquellas calles peligrosas, corre mucho viento y una ligera llovizna nubla un poco mi visión, gracias a la ayuda de mi nuevo amigo logro sortear la avenida angamos sin matarme con alguno de los automoviles que nos cruzan velozmente, camino algunos metros más y me detengo en la puerta de un callejón miserable, donde un par de ojos fieros me miran semiocultos por una capucha de los lakers.

- Dame un par de chamos por favor…

El sujeto me mira de pie a cabeza, y luego mira a kanko, lo conoce, se saludan, nos indica que le demos el dinero y que lo esperemos allí algunos minutos. Le doy el dinero, el tipo parte, y yo y kanko nos quedamos en la puerta del callejón esperando, es el tramite de siempre, me encuentro tranquilo.

Me dan muchas ganas de orinar, tengo un problema con la vejiga desde que tengo dieciocho años, se lo digo a kanko y él me dice que al final del callejón hay un baño, volteo a mirar y veo que al fondo de ese zanjón oscuro hay una puerta semiabierta…

- Espérame ya?, ya vengo…

Con las manos en los bolsillos, camino a través del callejón, y luego de algunos segundos logro ingresar en aquel oscuro baño, mucha gente de mal vivir habita en ese sitio, lo sé, pero estoy demasiado borracho para que eso me preocupe. Apoyo una mano en la pared y con la otra abro el cierre de mi bragueta, intento divisar en la penumbra el lugar del inodoro, pero estoy muy borracho, y todo empieza a darme vueltas, trato por todos los medios de sujetarme de algún lado con la otra mano, pero el veloz movimiento hace que tropiece con un muro invisible, no consigo mantener el equilibrio y caigo brutalmente de espaldas en lo que debía ser la ducha, el golpe que recibo en la cabeza, hace que pierda totalmente el conocimiento.

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“Flaco, ¿qué te pasó?…”

No se cuanto tiempo ha transcurrido y no logro identificar la voz de la persona que me habla, todo sigue muy oscuro en ese muladar. El tipo hace que lo abrace con una mano, y con la otra sujeta fuertemente mi cintura, con ayuda de él logro ponerme de pie y salir caminando del callejón.

Allá afuera las cosas han cambiado, no está kanko, ni el muchacho que se suponía debía traerme la droga, “Me han robado”, pienso, y lo certifico cuando toco el bolsillo de mi casaca y no hay nada, quiero llorar pero no puedo, aun me encuentro en peligro y no puedo darme el lujo de mostrarme vulnerable frente a este desconocido…
En eso una puerta al interior del callejón se abre, y una mujer de unos treinta años de edad le grita al sujeto que me ayuda

- Carajo, Pacho, ¡ya pasa!...

Pero el tipo no le hace caso, emite un gruñido indescifrable y sigue caminando junto a mí, “Ya se despertó esta cojuda” dice sonriente, y acelera un poco el paso, la lluvia se ha detenido.
Cruzamos nuevamente la avenida angamos, que ahora luce extrañamente desierta, sin automóviles. Debido al alcohol y al fuerte golpe en la cabeza aun sigo medio grogui y me cuesta emitir palabra alguna, el tipo no me habla nada y así caminamos otras ocho cuadras, “Este sujeto parece conocer mi casa”, pienso.

Dos cuadras antes de llegar a mi cuadra, en una esquina, está parado un sujeto de cabello largo ensortijado y rostro familiar, intento recordar donde lo he visto antes pero no lo consigo, cuando pasamos por su lado saluda a mi acompañante con un leve movimiento de ojos, “Pacho…”, le dice, y a continuación escucho algo que me deja perplejo, él dice “Juan…”….

--- o ---

Me detengo en seco y volteo bruscamente a mirar el sujeto de cabello largo, pero este ha desaparecido, “Ya se metió a su casa huevón”, me dice Pacho, y yo lo miro consternado de que me haya hablado de esa forma…

- ¡Que chucha tienes huevón!

Exploto y me zafo, retrocedo un par de pasos y me cuadro en posición de pelea, Pacho me mira, se ríe, y me dice “Ya carajo, Juan, tranquilo, déjame llevarte a tu casa de una buena vez…”, ahora si me encuentro asustado…

- Tú… ¿me conoces?
- ¿Uh?... ¿qué hablas huevón?... carajo, ¿para eso tomas?, siempre pasa lo mismo Juan, cuando tomas no me reconoces y me armas la bronca por las huevas…

Yo me quedo callado y lo miro, hay algo en él que me perturba demasiado…

- ¿Quién es ese pata que nos saludó?
- Ah… ¿ese?, tu sabes pues quien es ese… -dice con sorna, burlándose de mi-
- ¿Por qué me dices eso?
- Ese maricón es tu causa pues… tu “amiguita”, la Oscar…
- ¿La Oscar? –pregunto sin saber de qué me habla-
- ¡Ya cojudo camina!, -dice metiéndome un lapo en la espalda- Ya me hartaste huevón, ni más te llevo a tu casa, acuerdate… debí dejarte que durmieras en el baño… oliendo la pichi…

Pacho sigue caminando rumbo a mi casa y me ordena seguirlo, yo le hago caso, estoy confundido, intrigado, asustado, “¿Quién es este huevón?” pienso, “¿Por qué me habla así, con tanta familiaridad?”, “¿Tan borracho estoy, qué no reconozco a mis propios amigos?”, no puede ser… todo esto es muy extraño…

Cuando llegamos a la esquina de mi casa sentí que todo el cuerpo me temblaba, aquella era mi calle, si, jirón san diego cuadra seis, pero algo había allí que no era normal, la pista no tenía huecos, las casas no se veían igual, estaban, como que más… nuevas… y por más que esforzaba mi vista, no lograba divisar ni un solo árbol en la vereda, “Puta madre que ha pasado…” dije sujetando mi cabeza, cerré y abrí mis ojos muchas veces, pensando que aquello era una visión producto de la borrachera, desde su sitio Pacho me miraba con gesto curioso.

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Pacho tocó la puerta de mi casa, o al menos, la que parecía serlo, y cuando luego de muchos golpes la puerta se abrió, el rostro que vi aparecer en el umbral me dejó helado.
Aquella mujer… era idéntica a mi madre muerta hace un año, solo que con muchos... muchísimos... años menos…


Continuará…..


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viernes, 5 de septiembre de 2008

Confesiones de un machista

Este es el tercer post que saco de este blog contra mi voluntad. Tal vez aquellos que me lo piden tengan razón, y yo tenga que entender que no todas las personas son como yo, y que no a todos les gusta ver exorcizados sus peores demonios a través de un post. A la gente le gusta, le divierte, cuando escribes cosas de ellos que los hacen quedar bien, pero cuando escribes cosas que los muestran desde otro “ángulo”, se resienten contigo y te piden que lo saques, cuando quizás son ellos los que deberían sacar todo eso de adentro de ellos mismos. Dejo el dibujo de Rest, porque está demasiado chévere como para ser borrado, y como moraleja me llevo que la gente que uno cree más open mind termina siendo siempre la más cuadrada…

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