miércoles, 6 de enero de 2016

El amor, es como una planta.

Haciendo gala de la frase “A la vejez viruela” a mis cuarenta años me he puesto a criar plantas. Tengo cinco en total y a todas les he puesto nombre:

Lechita: un helecho pequeño que compramos para decorar el baño cuando nos mudamos a nuestra nueva casa

Rita: me la regaló mi tía la que más quiero, le puse Rita en honor a ella

Jacinto: un cactus chato pero vigoroso que me regaló N en navidad

Santiago: una plantita de ají, le pusimos así por votación familiar

Maggie: una llama dólar bebé, le pusimos así por el personaje de la película “Million Dollar Baby”

Me gustan las plantas, siento paz cuando las cuido y tengo la absoluta certeza de que son seres vivos y sensibles.

Hace unos días pasó algo con “Lechita” que lo comprueba…

Debido a un par de palabras mal dichas, hace unos días N y yo andábamos medio distanciados. Curiosamente esto coincidió con un suceso extraño notado por mi hija, “Se han dado cuenta que a Lechita se le han caído las hojas?”

Entonces los tres nos quedamos mirando a la planta y comprobamos que era cierto, las hojas de Lechita estaban caídas.

“Será que como las hojas han crecido bastante, el peso ha hecho que se caigan un poco?”, opiné yo

“Será que como está al lado de la ventana ha entrado un ventarrón y eso ha hecho que se caigan las hojas?”, opinó mi hija

N no opinó nada y yo pensé que seguía calladita por las palabras mal dichas.

Un poco preocupados, esa noche retiramos a Lechita del lado de la ventana, le echamos un poco de agua a su platito y la colocamos en medio de la mesa (el lugar protagónico de la Sala). Incluso N le dedicó unas palabras bonitas antes de irnos a dormir.

Tal vez preocupados por Lechita, esa misma noche N y yo conversamos y arreglamos nuestras cosas.

Al otro día desperté muy temprano y me dirigí a la Cocina, quería avanzar con el desayuno antes de que las chicas se levanten, y cuando crucé por la Sala vi a Lechita diferente: Las hojas caídas se habían levantado…

Fui al cuarto y desperté a N y cuando ella entró a la Sala y vio a Lechita se le abrieron mucho los ojos…

Qué pudo haber pasado?, pregunté

Pensarás que soy una tonta amor, pero lo que yo creo es que Lechita estaba así porque estaba triste

Por lo de nosotros?

Ajá

Y yo no respondí nada, pero miré a N y a Lechita de forma tal que ambas supieran que las quería mucho y estaba totalmente de acuerdo. Luego de ello movimos a Lechita a un lado de la Sala con mucho cuidado y nos pusimos con N a hacer el desayuno…


El amor, es como una planta.

1 comentario:

Viejo.lobo dijo...

La Sensacion Desconocida, recuerdo este blog de hace muchos años, pero pense que al igual que la mayoria estaba desactivado. Te seguire :)